martes, 20 de enero de 2009

Como el amor brujo que no teme al fuego, yo no temo tu mirada.
Deslizándome ligada a tí, clavando mi respiración entre cortada a tu espalda.
Mis pupilas hierven, mis manos intentan hacerte un nudo que haga de malla a la pasión en el frío abismo.

Siento precipicios de sentimientos, vuelcos de corazón por cada esquina.
La música se acelera, el latido, el golpe, el paso; frenético, irreverente, enloquecido.
Yo, tú, uno.

Bailo delante tuyo, embrujada, deseando, amándote.
Mi pecho se topa con el tuyo, la frente, las caderas, las piernas interminables, se funden.
Y de fondo los silencios sin temor.
Tiemblo, me arrullas. Besos que no terminan, donde las bocas se buscan por inercia, se completan, vibran.

El sudor marca el camino de la perdición, sed de tí, de no poder dejar de tocarte, de pensarte, de imaginarte, de soñarte.

No hay comentarios: