Esa sensación de maldita dependencia.
Quedarse clavada para que te pateen, para que hagan contigo lo que quieran.
Juré que nunca volvería a permitirlo y aquí sigo, dependiendo.

Maldita vanidad.
Creerse tanto, elevarse sobre el resto.
Realmente es reflejo de la fragilidad, de la soledad.
Creerse algo porque no se es nada.

En mi armario se reflejan las luces.
Aunque es nuevo los destellos son antiguos.
Estaban cuando el amor en esa habitación lo era todo.
Están cuando ahora la soledad lo es todo.
Siguen iluminando, siguen mostrándose llenos de luz.
Se reflejan en mi armario. Me puedo quedar horas mirándolo.
Reflejos distorsionados.

las calles duelen más cuando los mensajes que recibes no son los que esperabas

El rechazo.

Lo temo, es abrasador! 

Pero es necesario, para seguir, para crecer. 

Eso sí, no sabes cómo duele. 

Lo abstracto, lo concreto.

Entre ello estoy. En medio de quererte y saber por qué.

La necesidad.
Maldita, tirana, destructora.
No te quiero, no te busco, no te necesito.
Pero te siento.
Maldita