miércoles, 30 de septiembre de 2009

No te moviste y yo ví como pasaban las horas imaginando que te movias, que venías hacia mí. Que tu imagen se proyectaba sobre la mía, en la cama, como aquella noche.

Y te espero sentada, en la escalera que no lleva ninguna parte, con las rodillas muy cerca, como barrera que protege mi corazón. Te espero, día y noche, mañana y tarde. Solo se me queda la imagen tuya, el silbido en mi oido, las palabras...

Cuanto más te vas, más dentro se me mete tu presencia.

martes, 29 de septiembre de 2009

No podía abrir los ojos y tú mientras cogiéndome de la mano.
Pronunciabas mi nombre, como si todo ese cúmulo de letras tuviera una carga intensa, que derrotara el dolor que tenía dentro de mi cabeza.

Yo te decía que no podía más que necesitaba que tiraras de mí, porque mis fuerzas se habían anulado. Intentaba correr, alejarme de ese dolor, pero no podía, me apretaba, me contraía, me hacía diminuta.

Y tu volvías a pronunciar mi nombre, como si stuviera a mil kilómetros de tu cuerpo, como si quisieras mantener el hilo de voz como una cuerda de salvación, de amarre.

Cuando yo quise pronunciar tu nombre, ya era demasiado tarde, algo dentro de mí falló.

El frío cubrió mis pasiones

jueves, 24 de septiembre de 2009

Amanecía despejado y ella, en su pequeño espacio de sensaciones se encontraba acurrucada en una esquina. Fría, mirando diréctamente a la ventana, que se encontraba en el techo. Sólo veía un cristal lleno de polvo y un cielo azul, claro, clarísimo; algo que no podía conseguir con su cabeza.
Llena de dudas, había pasado la noche anterior, agarrada a una botella que no se había atrevido a abrir, pero el simple hecho de tocarla, la hacía creer que tenía una vía de escape. Nunca podía de dejar de ser responsable hasta en el momento más amargo y desesperanzador.

No habia llorado, ni reido, ni gesticulado. Simplemente había apuntado su nombre en una hoja y lo había tachado millones de veces. Si él nunca la volvería a llamar de esa manera dulce, cariñosa por su nombre, había decidido que dejaría de pronunciarlo.
Desde ese momento solamente era un cuerpo, desnudo y vacio, dejaba de ser ella.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

La torpeza me tiene atada de pies y manos.
Torpe al amar, torpe al razonar, torpe al acariciar.
Ese movimiento titubeante, que necesita un apoyo verbal más que material, una aprobación que debió extinguirse hace mucho tiempo, pero que está metida en mi oido.

Mi alma torpe, que no garantiza lo que soy de verdad. No sé si algún día lo seré.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Hoy, entre respiraciones agitadas y sudores fríos cayendo por la ciega mente, descubrí que mi corazón necio y mudo te ha elegido.

martes, 15 de septiembre de 2009

Se me hizo difícil mirarte a los ojos.
Me mostré temblorosa, duditativa y poco accesible.

Se mi hizo difícil no mostrarme desnuda frente a tí.
Me mostré incoherente, inconstante e irreconocible.

Se me hizo difícil no besarte.
Me mostré desconfiada, desolada y dependiente.

Se me hizo difícil, con todo lo que vivimos, con todo lo que sentimos. Se me hizo difícil.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Desnuda, contemplaba el cielo que traía un aroma a paises exóticos. Desde la ventana de enfrente, un tímido niño la observaba, no con mirada excitada, sino con embriaguez por descubrir la definición de curioso.

No se movía, mientras,ella, desencajaba sus caderas al son de una música desconocida, suave, pero que se introducía en su mente; alejándola de este mundo. La imagen era bella, como sus hombros, como su espalda, del color del marfíl.

Cuando ella se dio cuenta de la presencia del pequeño intruso, no pensó maldades, ni sintió vergüenza, simplemente sonrió, se acercó a la ventana y saludo tímidamente. Le lanzó un beso, lo que hizo que el chico diera un paso para atrás, adentrándose en la oscuridad de la habitación.

Nunca se lo contó a nadie, era su secreto. Su mirada se volvió adulta

jueves, 10 de septiembre de 2009

Me dejé la cordura, allí, en aquella rama del árbol junto al lago.
El amor irracional, me pilló de sorpresa, desnuda y me dijo que me vestiría para siempre.
El problema vino cuando no llegaba los metros para resguardar a la mente del frio

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Debajo de las sábanas te dije que te quería.
Encima de ellas lloré por ser demasiado sensible.
Ahora cómo las lavo, si son el único téstigo objetivo de nuestra historia

lunes, 7 de septiembre de 2009

Estorbo

No se si de verdad es utilidad lo que busco, nose si será el destacar.
Simplemente me sentí así, dejada un poco en el olvido; sentada en aquella silla con la que tropiezas por la noche. En la esquina donde tu dedo meñique casi se rompe. Con aquel sombrero puesto en la cabeza, aquel que nunca te has puesto y te estorba al coger los abrigos. Vestida con el traje de los domingos que solo te pusiste por obligación de tu madre.

jueves, 3 de septiembre de 2009

El chico de los ojos saltones descubrió su propenso miedo a llorar. Temía llorar tanto que sus ojos salieran en busca de la amada.
Aquella chica. Solamente ella.
Sus ojos eran azules, grandes, tanto; que en ellos se podría reflejar un mundo entero que el había construido a golpe de lápiz en las paredes desnudas de su habitación.
Un mundo para aquella chica. Solamente para ella.
El chico de los ojos saltones, cierra sus párpados intentando resguardarse del frío que pueda interrumpir sus pensamientos, que no le permita pensar con coherencia. Por ello cierra sus ojos a la vida y se queda metido en su fantasía.

Donde vive aquella chica. Solamente ella

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Una nueva puñalada en mi ego literario y periodístico.
Lo peor de todo es que esa puñalada me la he dado yo misma por creer que todo es tan fácil.
Debería cambiar todo.

martes, 1 de septiembre de 2009

La chica del pelo tricolor acaba de morderse la lengua por miedo a llorar en presencia de personas extrañas. Cuando se dió cuenta, la sangre bajaba hacia su estómago.
No es tan dulce como creía.
Prefiere tragarse las lágrimas