sábado, 28 de agosto de 2010

Como pude ser tan estúpida.
Me lo decián tus actos, tus juegos, tu paranóias.

Las duchas de agua fría sin desvertirme, los sollozos en la madrugada.
comparaciones odiosas entre acciones insignificantes que para tí eran un abismo.

Te quise, por mucho tiempo, por toda una eternidad. Te llegé a odiar para siempre.

Los orgasmos fingidos, las caricias obligadas, las risas falseadas. Tú ni te preocupaste, ni me mirabas, ni te inmutabas.

Había pasión, había secretos compartidos, sentimientos, miedos a querernos que al final nos matarón.

Tú me disparaste y yo me dejé matar.
Si me dejas, no podré resistir la tentación de arrancarme la piel y utilizarla de sábana para mis noches con otros. Será suyo mi cuerpo más no mis necesidades.

Me he aferrado al sabor de tu piel, salado, que día a día recorro con mi lengua. Allí donde el sudor se queda atrapado, recogo la gota que me permite engancharme más a tí. Como un cuenta gotas que marca mi realidad.

Si me dejas, cogere mis pechos y se los entregaré a otro. Turgentes para otros que dejarán sus huellas impregnadas en mis pezones; para que cuándo tu decidas regresar los veas ajenos y vuelvas a codiciarlos.

Estás dentro de mi vientre, con el que siento. Estás en mis uñas, con las que te voy arañando la espalda; marcando un recorrido para que otra sepa que yo estuve antes. Estás en mis labios, que muerden los tuyos para que otras sólo encuentren frialdad.

Si me dejas, cogere mis ojos y se los regalaré a otro, para que cuando tú te des cuenta de que yo era lo que querías, no recuerde el camino y pueda, por fín, ser libre.

viernes, 27 de agosto de 2010

He soportado que entres en mis pensamientos cada madrugada, con la intención de hacerme ver que aquella noche tuvo que ser diferente.
Me he creado la imagen de que tuve valor y fuerza, pero en realidad salí corriendo con la idea de que tú me cogieras de la mano.

Corriste, pero en dirección contraria, mientras yo gritaba.

"¿No pensarías que iba a marcharme con las manos vacías por tí?"