lunes, 24 de noviembre de 2008

Me acordé de una fecha

Recuerdo mi aliento entrecortado, tus piernas liadas a mi espalda.
Todavía soy capaz de sentir esa risa que me hacía cosquillas en la oreja, pensé que podría tener eso todas las madrugadas. Creí que el sudor que resbalaba por mi espalda escribía en mi piel la palabra amor.
Esperaba a que te durmieras para observarte y decirte suavemente que te quería. Pero un día me desperté y al intentar rozar tu hombro, tu estabas de pie en la ventana.

Yo decidí encerrarme, acurrucarme, porque supe que vivía de hipótesis, de alas que se queman al intentar acercarme al sol.
Aún sigo esperando poder desligarme del pasado y desenroscarme, no se cuanto tardaré...



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domingo, 23 de noviembre de 2008

París

Calles en las que creí sentir que en otra vida fui amante y musa en un mismo retrato.
Lugares donde el corazón te estalla al cruzar la esquina.
Dijeron que allí iba a ser feliz; nada de eso tuve, nada de eso sentí.

Quizás ya no necesite París
la cuestión soy yo.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Clara

Clara era de piel pura, de ojos incandescentes y mirada perdida. Era de piedra, esculpida con trazos de belleza clásica, casi intocable, se pasaba las noches en vela llorando y guardando sus lágrimas en un tarro desde que fue consciente de que su madre murió dándole a luz; en aquél tarro sus lágrimas se convertian en sal. Lloraba inconsolablemente, a oscuras, con la intención de volver a formar su figura, lágrima a lágrima. No recordaba a su madre pero sabía que la escultura quedaría perfecta.

Clara pensaba que el amor era un suicidio. Un día andando entre la oscuridad de sus pensamientos, pudo sentir como su corazón lanzó un hilo invisible que atravesó media ciudad y comenzó a tirar de ella. Se había enganchado y fuertemente la arrastraba al comprás de otro latido. Cuando se atrevió a abrir los ojos y alzó la mirada, pudo descubrir que su imagen se dibujaba en dos grandes charcos azules. Por primera vez, Clara se encontraba en frente de otro ser, sin necesidad de salir corriendo y por primer y última vez Clara se enamoró.

Por un momento, pasó por su mente la imagen de ella corriendo con su pelo trigo lleno de azucenas por encima de grandes abismos, pero no pisaba el suelo, iba de nube en nube dibujando en el aire suspiros en forma de besos que buscaban ser capturados. Ante esta imagen, Clara desconcertada lloró, pero esta vez su lágrima se conviertió en azucar y sabía tan delicioso que áun conociendo la mentira en la que se adentraba a jugar, a pesar del teatro de papel que se iba a destruir ante sus ojos, lo saboreó y dejó que sus papilas gustativas imaginaran sueños infinitos donde ella recogía pedazos de su corazón, que por primera vez, era rojo, apasionado y tembloros.

Se creó una necesidad de saber de él, pero no tenía nombre, o por lo menos no importaba. Le importaba sus manos, su cuello, su pecho, su boca. Era la representación del amor en estado puro, sin necesidad de tener rostro, tenía todos; aquellos que se buscan, aquellos que se encuentran y aquellos que se sueñan. Abarcó todo lo que nunca conoció. Tenía la pasión, la fragilidad, la hermosura, mentira, los celos; todos los pecados. Nunca supo de dónde surgió y nunca supo como terminó todo.
Se necesitaban tocar para saber que estaban vivos; se besaban para mezclar sus almas. Se miraban los huesos, y observaban como el veneno, rápido y mortal se les metía; mientras temían que si se movian del instante en el que vivian, el hilo se partiría y dejarían de existir, dependían en uno del otro.

Y llegó aquella tarde, cuando los dos, sin hablarse, supieron que todo había sido nada y la nada había sido todo en un instante. Se mintieron tanto que sabía a verdad, respiraron el aire falso que alimentaba el riesgo y se amaban en mundos imaginarios, testigos de sus caricias.

martes, 11 de noviembre de 2008

Promesas

Solía decir que mi frase preferida del mundo era "Quiereme aunque sea mentira", hasta que de verdad me mentiste.
Albergaba tanta pasión. Mentir es uno de los actos donde uno pone todo su empeño en crear un teatro, y el querer es ese teatro donde uno se miente a sí mismo para no descubrir la realidad del otro.
Solía decir que me gustaba la pasión, hasta que la pasión me cegó hasta el punto de amarte y creer que era mutuo.
Solía decir tantas cosas, tantas promesas que me he negado a hablar por miedo a querer mentirme.

Solía sentir.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Cuándo decir adios

Hoy me costó decir adios. Te dejé olvidada en aquella esquina tovadía sin saber que haría contigo.
Tantas horas juntas, siendo ya parte de mí. Me dejaba guiar, mi cabeza solo asintía a tus actos.
Conocimos nuevas ciudades, nuevos caminos, atajos y pasadizos para redescubrirme con el paso del tiempo.
Siempre te dejaba allí al pie de camas ajenas, con cuerpos desnudos que a veces me daban más frío del que yo necesitaba desprenderme.
Siempre fuiste una escapatoria, me ayudaste a correr, a ir despacio y con mesura, a darme prisa cuando creí que no llegaba.

Y ahora mientras esucho a Nutini, y te veo en la esquina, esperando tu firme sentencia, creo que tu fuiste más fuerte que yo, que pudiste alcanzar nuevas metas pero que me temblaron demasiado las piernas.

martes, 4 de noviembre de 2008

Noviembre

Era ese mes dentro de mí, mientras tu, yo y el infinito como testigo, nos calábamos hasta los huesos de la fría primavera.
Yo te idolatraba, te creía valiente ante mis ojos, temiendo que en cualquier momento yo fuera solo un instante.
Pensaba que era noviembre mientras nos besábamos, mientras te miraba a los ojos y te acariciaba el alma. Pensé que era noviembre mientras dibujábamos imágenes en el aire.
Pero un día comenzó a brotar las flores y todo estalló.
Siempre los sentimientos son como las estaciones, transcurren, varian pero cada vez llegan más tarde y tardan en irse.

lunes, 3 de noviembre de 2008

De puntillas

En esos tiempos ella seguía siendo mi compañera.
Fueron tiempos en los que tocaba y sentía por medio de mis labios.
Momentos en los que mis llemas eran la única salida para que mi alma se sintiera libre
Me sentía tan fuerte, con paso firme entraba en aquel mundo, temblando volvía a retroceder a
la realidad.

Ahora, nunca, para siempre son sus adjetivos.
Odio confundirla con el querer, realmente quiero odiarla.

Me espera en aquella habitación.