sábado, 31 de enero de 2009

Ayer, en un instante, tuve que definirme.
El miedo se deslizaba entre las palabras, tanto tiempo había pasado desde aquella vez que quise ser otra, la que no enseñaba sus sentimientos, la que se hizo de escayola y a golpe de lágrima se definía con cada noche encerrada en aquella habitación. Cuando observo esa estatuta, puedo encontrarme en los ojos, en el aroma, pero no en al esencia, esa no era yo...

La que teme mantener la mirada, la que es incapaz de que su cara deje de ser el reflejo de cada sentimiento que nutre su caracter.
La que cuando se despierta es incapaz de dormirse por miedo a perderse la vida. La que se agobia por ser inpuntual, la desordenada, la que se carga el doble de trabajo por miedo a que se haga mal.
Aquella que ha sido su porpia enemiga, su confidente, su destructora, su amante. La chica del pelo tricolor, la que cuando se agobia descarga su furia en papel y no mata ni a una mosca.
La torpe, la fuerza más que la maña en estado puro, la que se atreve, la que piensa después de actuar, la que habla mal, piensa mal y acierta. La que tiene mucha memoria, la detallista, cariñosa pero cuando menos arisca. La amiga de la chica guapa, la que se rie, la que se esconde tras el flequillo.
La soñadora fuera de siglo, la que aprende a regular su confianza. Pasión en persona, la que todo el mundo le recuerda a alguien. La que tiene que comentar todo. En ocasiones se siente poco femenina. La que huele a café, adicta a todos los artes, que intenta saber mucho de ellos pero se ve incapaz. Aquella que teme llegar a quinto y no saber que hacer con su vida. La hipocondriaca, quejica, espléndida. Llorona, la que elige el camino complicado antes que el fácil para sentir cada cúmulo se sensaciones. Identificada con el gusto y el tacto. Defensora de las causas perdidas, cabezota pero nada orgullosa. Muy miedosa, pero adicta a sentirlo, a los vuelcos de estómago. La que apesar de los golpes sigue teniendo ganas de probar.
La que teme no llegar a la meta, defraudar. Tan agusto sola, independiente, autista y cuando menos dependiente de los que la quieren. Dormilona en el mínimo tiempo posible.
Aquella que se crea un personaje delante de las fotos por si la verdadera sale en el objetivo y no es bonita.Siempre con heridas y moratones, tiritas que ya cerraron heridas. La que se despista con la mosca que nunca llega a matar.

La que no sabe como definirse por miedo a enseñar tanto y luego no sorprender.

jueves, 29 de enero de 2009

Las acciones hablan más que las palabras.
Miedo a decepcionar, a ser idealizada y no dar más de sí.
Antes no me veía capaz de confiar, ahora confío en tu mirada,
en tus manos, en tu frente, en tus labios.

Y horas que pasan como el viento, que se sienten, quedan impregnadas
en mi pelo, pero pasan volando, rápidas, con ganas de querer más, de ir contracorriente
y gritar de alegría, reir y reir.

Hablarte al oido cuando estas dormido, saber que están a menos de un
metro, jugando entre las sábanas.

Quiero quedarme en aquella habitación.

martes, 27 de enero de 2009

Como dice la canción.....

Acompáñame a estar solo, a purgarme los fantasmas.
Acompáñame al misterio de hacernos compañía,
a dormir sin pretender que no pase nada.

Acompáñame al silencio, de charlar sin las palabras;
a saber que estas ahí, y yo a tu lado.

Acompáñame a lo absurdo de abrazarnos sin contacto.
Acompáñame, a decir sin las palabras, el quererte tocar sin rozar ni el reflejo de tu piel a contra luz.

Acompáñame a pensar en mí, para vivir por tí.

Acompáñame para calibrar mis miedos, para envenenar mis recuerdo, para quererme un poquito, para desintoxicarme del pasado.

Acompáñame a estar solo por esta vez.

sábado, 24 de enero de 2009

- ¿Puedo vendarte los ojo?
- Y si....¿no te dejo hacerlo?
- bueno...lo puedo intentar


Pasos en falso, caidas de vértigo
puede que me guste perderme.

miércoles, 21 de enero de 2009

Me arranqué la máscara de la tragicomedia
Me quité el vestido de juglar.
Me borré la sonrisa falsa del arlequín.

Busco la manera, siemplemente de seguir, así como me ves
sin trampa ni cartón.
Esquivo golpes,los amortiguo, o puede, que haya aprendido porfín a recibirlos.

martes, 20 de enero de 2009

Como el amor brujo que no teme al fuego, yo no temo tu mirada.
Deslizándome ligada a tí, clavando mi respiración entre cortada a tu espalda.
Mis pupilas hierven, mis manos intentan hacerte un nudo que haga de malla a la pasión en el frío abismo.

Siento precipicios de sentimientos, vuelcos de corazón por cada esquina.
La música se acelera, el latido, el golpe, el paso; frenético, irreverente, enloquecido.
Yo, tú, uno.

Bailo delante tuyo, embrujada, deseando, amándote.
Mi pecho se topa con el tuyo, la frente, las caderas, las piernas interminables, se funden.
Y de fondo los silencios sin temor.
Tiemblo, me arrullas. Besos que no terminan, donde las bocas se buscan por inercia, se completan, vibran.

El sudor marca el camino de la perdición, sed de tí, de no poder dejar de tocarte, de pensarte, de imaginarte, de soñarte.

lunes, 19 de enero de 2009

Cuerpo que el viento derrama como la niebla, que con dulzura arrulla el amor y la tempestad de la pasión.Le hace estremecer.
Cuerpo sin vida a pesar de sentir, sin hablar a pesar de escuchar.
Que tiembla con la finalidad del olvido y sueña que las nubes le envuelven contra todo dolor.
La dureza de la soledad le viste de seda en el baile de máscaras de la falsedad.
Que un buen día caerá y volverá a rejuvenecer.
Y así piensa que su libertad para creer se esconde tras la indecisión.
Que teme morir, no por dejar de vivir, sino por haber vivido para esa finalidad, por inercia.

Cuerpo que contra todo pronóstico descubre el latir de su corazón en el puño alzado
y que se prepara para el disparo que le dejará herido para siempre.

jueves, 15 de enero de 2009

Cuando no me encuentro, las palabras me definen y me llevan al punto de partida


Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hurís del Profeta.
El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera.
Entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta.
Las esmeraldas son verdes,
verde el color del que espera,
y las ondas del océano,
y el laurel de los poetas.


Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve a través de las perlas.
Y sin embargo,
sé que te quejas,
porque tus ojos
crees que la afean.
Pues no lo creas.
Que parecen sus pupilas
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.


Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta,
que en el estío convida
a apagar la sed en ella.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean.
Pues no lo creas.
Que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.


Es tu frente que corona
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean.
Pues no lo creas.
Que entre las rubias pestañas,
junto a las sienes, semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan.
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
quizás si negros o azules
se tornasen, lo sintieras.

miércoles, 14 de enero de 2009

Cerré el libro, el final era tan inesperado que no podía ser tan perfecto.
Con aquellas últimas frases en la cabeza, decidí adentrarme en la habitación, allí estabas tú.
Sigilosamente me adentré entre tus brazos, sin hacer más ruido que el de mi corazón nervioso.

- Cuentame algo
-¿Qué quieres que te cuente?
-Cualquier cosa...tus deseos, inquietudes, miedos. Aquello que detestas, amas o admiras. Solamente encaja palabras en tu hilo de voz.
- Odio las noches solitarias de Abril
- Y yo odio dormir sin tu respiración en mi nuca

Cerrando lentamente mis ojos, pude dibujar el final del libro, me imaginaba Tokio en penunbra, personas dispersas, con prisa, sin pausa, y en medio tú. Llamándome sin saber donde estabas, pero llamándome a mí.

-Quiero hablar contigo, tengo muchas cosas que contarte. Eres lo único que deseo de este mundo. Necesito verte. Quiero empezar una nueva vida a tu lado.

Enmudecida quise correr a abrazarte, pero no te hallé.

lunes, 12 de enero de 2009

Cuando el frío anunció la mañana de aquél mes, éste se deslizó por mi brazo con delicadeza.
El peso que me hizo adormilarme aquella noche ya no estaba, y en su lugar se dibujaba una lucha de sábanas.
Estabas de pie junto a la ventana, a contra luz no pude adivinar tus pensamientos.
Te abracé por detrás, por si fueras a escaparte en busca de tus sueños y así llevarme contigo.
Suavemente me besaste en la frente, en el párpado y en el cuello, dándome la sensación de que había algo nuevo en tus sentimientos. No era amor, todavía era pronto, para tí, para mí, para el presente.

Eramos tú y yo, tus ganas con mi necesidad, tu búsqueda con mi perdición.
Todavía no era amor, había que cerrar heridas, dejarse llevar, sin prisa, con ganas de saborear los momentos.

Descubrimos nuestras lenguas, las palmas de las manos,
la risas de madrugada, los abrazos a medianoche.

Esta vez acariciamos más las acciones que las hipótesis y las confusiones.

Esperando a contracorriente que una ola me aguarde la respuesta

Eso es lo que espero, hacer lo incorrecto, de la forma más correcta.
A cruzar la calle mirándo solo en un sentido.
Esperar que se me cruce un gato negro y descubrirle una mancha blanca.

A que se me rompa un cristal y así evitar mirar mis defectos.
Cruzar por debajo de una escalera y evitar el charco de la calle.

A lenvantarme con el pie izquierdo y hacer todo lo que me propuse esa mañana.
Que se derrame la sal y dibujar frases en el mantel.

A repartir el pan en la mesa, y saber que aunque sea el primero en morirme tuve grandes amigos.
Abrir el paraguas en casa para saber que no temo a los chaparrones de emociones.

Puede que por una vez un tuerto me haya mirado el alma.

viernes, 9 de enero de 2009

Hoy alguien me entregó una caja de música que contenía esto:

"Incluso en mis horas más bajas, siento las palabras burbujeándo dentro de mí.
Tengo que volcarlas sobre el papel o se apodera de mí algo peor que la muerte.
Palabras, no como algo valioso, sino como algo necesario; sin embargo, cuando empiezo
a dudar de mi capacidad de trabajar con palabras, sencillamente leo a otro escritor, y entonces
se que no tengo de qué preocuparme. Compito solo, contra mí mismo, por hacerlo bien, con autoridad y fuerza; con placer y riesgo...."

El resto de sensaciones que me produjo esa caja, me las guardo, más que nada porque fueron tan intensas que son difíciles de reproducir con vocales y consonantes.

Gracias

miércoles, 7 de enero de 2009

Borrachos de sudor

El jadeo, cada vez más profundo, dejaba en mi garganta un sabor a cerezas y moras silvestres.
Por mi frente resbalaban un sinfín de gotas, que chocaban en mis labios y se mezclaban en mis papilas gustativas. Varias veces me habría preguntado a que sabe el deseo.

Una mezcla de azafrán, de canela y limón hacía que cada vez tuviera más sed de aquel instante. Me hice adicta en aquellas noches. Con cada puesta del sol, mis manos te buscaban con ganas, y mi pelo se enredaba a tus caderas.

Recuerdo que el olor que desprendían las sábanas era una mezcla de naturaleza y libertad. Nadie nos paraba, nunca mirábamos el reloj. Pero una noche, entre los gritos de las noches, mi léxico se quedó mudo.

lunes, 5 de enero de 2009

Volví a escribir poesía.

Mi piernas en tu espalda,
mis dedos en tu cuello.
Respirando, sientiendo, conociendo cada recoveco.

Fui yo, una mujer delante de un hombre, fui yo Elena.
Sin miedos, o mostrándotelos para no llegar a mentiras.
Con pasión, con ganas de vivir, de olerte, de fundir mi piel con la tuya.

La noche se fue haciendo día, y las ganas no se apagaban
hubiera convertido un día entero en una noche sin tregua.
Me hubiera perdido en tí, porque esta vez no tuve miedo de desnudarme.
Ya sabías como era, sin mentiras, sin falsedades.

Ahora solo vivo, ahora solo sonrio, pero no por tí, sino por mí,
porque primero me propuse vivir, y luego llego el momento de hacerlo.

Volví a escribir poesía, pero esta vez en tus ojos.