sábado, 13 de abril de 2013

Te he visto reflejado en él.
Me ocurrió lo mismo. No supe cómo, pero así fue.
Sabía que un día acudiría a mi un mensaje, una idea, una señal.
Quizás, tarde o temprano mi cuerpo me devolvería a ese estado, a esa idea.
Te he visto reflejado en él, hablaba, sonaba y miraba igual que tú.
Me ha mirado igual, con las mismas pupilas y me he sentido vacía.
Si, un sentimiento nada agradable, vacía, sin nada, sin ti.
Te he visto reflejado en él.
Olía igual, se movía, respiraba sobre mi nuca igual que un día lo hiciste tú.
Se me ocurrió besarle y sabía igual que tú, a amor, pero no era el tuyo.
Te he visto reflejado en él.
Pero no me he visto a mi, ni un nosotros, ni una salvación.



viernes, 5 de abril de 2013

Tengo calor. Estoy ardiendo.
Hace un momento tenía frío, me dolían los dedos.

Calor, frío, frío calor.
Amor, odio, odio, amor.
Quizás sea lo mismo.

Quizás el odio sea calor y arda dentro de mí.
Quizás el frío sea el amor, me produce dolor en los dedos.

Es tocarte y sentir dolor, es rozarte y sentir frío.
Hubo un momento. Una milésima de segundo.
Un instante, una pizca de vida, una ida hacia delante.

Existió un quizás, un espera, un tal vez.
De verdad que lo sentí, lo palpé, lo mordí.

Pero en realidad no tenía vida. No latía.
Era mentira. No sé, no lo supe nunca.

De acuerdo, si era mentira, ¿por qué dolía?
Quizás, esa fugacidad lo hizo eterno. Lo hizo deseable.

El deseo es lo peor de esta vida. Desear es perder.
Desear es imposible. La vida es imposible.

La muerte, la mentira, el no saber. Eso es vida.