domingo, 23 de mayo de 2010

Tu negación me quebró las pestañas.

jueves, 20 de mayo de 2010

Los dos en el sillón. Aquél que vió nacer el amor que nos desborda, que nos hace desnudarnos en las cálidas tardes primaverles. Aquel sillón que nos hizo compartir música en las primeras citas, aquél en el que me hiciste el amor sin avisar, en el que te entregaste a mí desde la lejanía del kilometraje.

Y un diálogo que se repite, que me introduce dentro de un bucle de sentimientos. Una razón por la que viniste y yo intento cuidarla para que no te vayas.

Un sillón que puede hablar solo de historias, de desencuentros, de besos furtivos y tocamiento; de calidez y frialdad. De amor.

domingo, 16 de mayo de 2010

No tengo poder sobre tu decisión y un vértigo se adentra con rapidez por mi cuerpo. Me quedo muda y mis gritos son silencios en medio de los cambios ante los que no estoy preparada.

En realidad no concibo las cosas más allá del momento exacto en el que nos hicimos uno; no tengo Norte, no tengo fronteras y me aterran los muros. Esos que cayeron, como lo hizo la venda de mis ojos cuando me di cuenta de que no eramos un "nosotros" para tí.

Cada vez más lejos, más deprisa, más distantes.

lunes, 10 de mayo de 2010

Me he dado cuenta de que tengo sensaciones en la punta de los dedos
y que cada vez que te toco un suspiro recorre mi garganta y se estanca en mi lengua.

Me he dado cuenta de que los dedos que marcaron tu telefonillo no lograron la misma
respuesta.

No estabas, no estás, te fuiste.

martes, 4 de mayo de 2010

El olvido es la suma de la memoria y el tiempo. Las raices del tiempo invertido en crear una memoria, una identidad se van enlazando con los sentimiento y los razonamientos.
El tiempo poco a poco va haciendo una lucha de titanes contra la memoria por borrarla.
Aquél tiempo invertido en tí, perdido en tí, regalado al aire me va consumiendo el minutero de mi confianza en amar.
Olvidar la memoria, perderla, recuperarla es una carrera de fondo que el hombre no ha podido completar. Si pierdo lo que he visto y vivido, pierdo mi identidad, mis ganas de encontrar un por qué que me haga afrontar la vida. Sin principio no hay final y sin final nada tiene sentido.