lunes, 3 de noviembre de 2008

De puntillas

En esos tiempos ella seguía siendo mi compañera.
Fueron tiempos en los que tocaba y sentía por medio de mis labios.
Momentos en los que mis llemas eran la única salida para que mi alma se sintiera libre
Me sentía tan fuerte, con paso firme entraba en aquel mundo, temblando volvía a retroceder a
la realidad.

Ahora, nunca, para siempre son sus adjetivos.
Odio confundirla con el querer, realmente quiero odiarla.

Me espera en aquella habitación.

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