sábado, 28 de agosto de 2010

Si me dejas, no podré resistir la tentación de arrancarme la piel y utilizarla de sábana para mis noches con otros. Será suyo mi cuerpo más no mis necesidades.

Me he aferrado al sabor de tu piel, salado, que día a día recorro con mi lengua. Allí donde el sudor se queda atrapado, recogo la gota que me permite engancharme más a tí. Como un cuenta gotas que marca mi realidad.

Si me dejas, cogere mis pechos y se los entregaré a otro. Turgentes para otros que dejarán sus huellas impregnadas en mis pezones; para que cuándo tu decidas regresar los veas ajenos y vuelvas a codiciarlos.

Estás dentro de mi vientre, con el que siento. Estás en mis uñas, con las que te voy arañando la espalda; marcando un recorrido para que otra sepa que yo estuve antes. Estás en mis labios, que muerden los tuyos para que otras sólo encuentren frialdad.

Si me dejas, cogere mis ojos y se los regalaré a otro, para que cuando tú te des cuenta de que yo era lo que querías, no recuerde el camino y pueda, por fín, ser libre.

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