viernes, 11 de septiembre de 2009

Desnuda, contemplaba el cielo que traía un aroma a paises exóticos. Desde la ventana de enfrente, un tímido niño la observaba, no con mirada excitada, sino con embriaguez por descubrir la definición de curioso.

No se movía, mientras,ella, desencajaba sus caderas al son de una música desconocida, suave, pero que se introducía en su mente; alejándola de este mundo. La imagen era bella, como sus hombros, como su espalda, del color del marfíl.

Cuando ella se dio cuenta de la presencia del pequeño intruso, no pensó maldades, ni sintió vergüenza, simplemente sonrió, se acercó a la ventana y saludo tímidamente. Le lanzó un beso, lo que hizo que el chico diera un paso para atrás, adentrándose en la oscuridad de la habitación.

Nunca se lo contó a nadie, era su secreto. Su mirada se volvió adulta

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahora faltan las plantas, cerveza fresca y largas conversaciones...

(hasta las 00:00, claro está, jo jo jo)