jueves, 3 de septiembre de 2009

El chico de los ojos saltones descubrió su propenso miedo a llorar. Temía llorar tanto que sus ojos salieran en busca de la amada.
Aquella chica. Solamente ella.
Sus ojos eran azules, grandes, tanto; que en ellos se podría reflejar un mundo entero que el había construido a golpe de lápiz en las paredes desnudas de su habitación.
Un mundo para aquella chica. Solamente para ella.
El chico de los ojos saltones, cierra sus párpados intentando resguardarse del frío que pueda interrumpir sus pensamientos, que no le permita pensar con coherencia. Por ello cierra sus ojos a la vida y se queda metido en su fantasía.

Donde vive aquella chica. Solamente ella

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