viernes, 14 de agosto de 2009

Se fue quitando el vestido de una manera fácil y sensual, nada preconcebida y muchos menos descarada. Se fue deslizando poco a poco debido al sudor que le recorría al espalda.Estaba deseando ser tocada, examinada, observada por aquel acompañante. Sabía que no era la manera más adecuada, pero ella nunca había jurado lealtad a la educación. Le gustaba el descaro, y ese era su traje de noche.

Era para él, solo para él de puertas para dentro, por completo. No el intimidaba. Jugaba bien sus cartas, ponía sus reglas y marcaba su terreno. Pero no se dió cuenta de cerrar su corazón, de que esa noche quedaría embriagada por una sensación que su cuerpo habái tenido. El amor.

Marta quedó marcada para siempre.

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