He querido volver a hacerlo, me he tenido que atar a la cama para no ser deborada por mis instintos.
He notado como la sensación me recorría toda la espina dorsal, incrustándose en los huesos, en cada vena afloraba un chorro de ansiedad.
Lo siento, dejé de ser yo, desde aquel verano.
sábado, 6 de junio de 2009
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1 comentario:
nunca dejamos de ser, cambiamos, caminando en círculos, como dice quique. te quiero y tengo blog
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