Hoy intenté despertarme, tan solo consistía en abrir los ojos.
Pero tenía tanto dolor dentro de mí que no quise compartirlo con nadie por temor a la incomprensión. Decidí ausentarme, perderme incluso hasta dentro de mí por si por un momento encontraba a esa pequeña jugando a ser feliz, sin mancharse las manos de falsedad, ni tiñiéndose el pelo de egocentrismo.
Esta mañana descubrí algo, distinto, en mí. No supe reaccionar, las manos dormidas no me permitieron parar la caida, los pies fríos, el corazón dejando de palpitar.
En la madrugada ocurrió, las sabanas movidas, el interior vacio y yo en la esquina, ausente, llorando,todo ocurrió en un instante, no supe reaccionar.
lunes, 1 de diciembre de 2008
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