Dejaste que los sentimientos se caducaran a pesar de ser de familia perenne.
Dejaste que se pudrieran los besos a pesar de que faltaban años para que sucediera.
Dejaste que se malgastara el fluir del amor a pesar de que el grifo no goteba.
Dejaste, dejaste, dejaste...y al fui yo la que deje de comprender cada movimiento, cada necesidad.Me volví testaruda, agria, triste y desdibujada.
Dejar es como aceptar la muerte.
jueves, 5 de noviembre de 2009
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