Creí que el destino venía disfrazado de abrazos a esta fiesta.
A altas horas de la noche y embriagada por el humo y el alcohol, las drogas y el amor vi como de aquel abrazo sacaba una daga mortal.
Mi pelo tricolor comenzó a tener un tono rojizo. Mis creencias cayeron al suelo y germinaron.
Desde aquella noche tengo un vacio. No tengo nada
miércoles, 28 de octubre de 2009
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