domingo, 10 de junio de 2012

Me digiste transparencia. Honestidad. Verdad.
En cuanto le diste la mano a ella yo sentí. Mentira. Crueldad. Falsedad.
A mí me  hiciste el amor entre el sol de la ventana y las sombras de tus dedos.
Yo era aquella a la que digiste que podrías crear vida entre sus pechos.
La que te lamí y acariciaba. A la que penetrabas hasta la saciedad.
Cuando la besaste frente a mí supe que no eran más que palabras. Que un nuevo fantasma tenía nombre y apellidos y se colgaría de mi por un tiempo. Hasta que un nuevo sol despertase entre esa ventana y me volviera a penetrar. Pero esta vez de verdad.

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