Se fue deslizando por la habitación, como si desde alguna de las esquinas, una música le indicara como apaciguar sus nervios y le mostrara la forma más fácil de andar. Sus pies tomaron ahora el control de su cabeza, un, dos, tres; giro; un, dos, tres;giro.
Mientras, en el sillón, él la observaba, silencioso, callado, para que ni es simple parpadeo o respiración acabaran con ese momento mágico.
- ¿Es verdad que puedes crear belleza a través de un simple movimiento?
- Tú, eres todo belleza sin que emitas ningún movimiento.
Ella sonrió, se sonrojó y emitió una risita dulce que hizo que el corazón de él se acelerara.
Aquellas tardes, resguardándose del sol, de las altas temperaturas, con solo una sábana como muro para protegerse de la cruel sociedad, fue testigo de sus deseos más carnales en cuerpos todavía jóvenes, débiles ante el dolor del primer amor
miércoles, 5 de agosto de 2009
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1 comentario:
precioso, como todo lo que escribes.
yo también te echo de menos, pequeñita!ya pronto me tienes allí.te quiero
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