miércoles, 28 de diciembre de 2011

A veces, cuando pienso y te observo.
Cuando te miro y te contemplo.
En ocasiones en las que me pongo tu ropa.
El instante en el que huelo a ti.

A veces, cuando hablo sobre ti y te nombro.
Cuando me río contigo y me sonries.
En ocasiones en las que me das la mano en la calle.
El instante en el que me besas.

A veces, cuando recapacito sobre lo nuestro.
Cuando me levanto y estás ahí.
En ocasiones en las que leo un mensaje tuyo.
El instante en el que mi cuerpo se acelera.

A veces, cuando me haces el amor despacio.
Cuando me haces el amor salvajemente.
En ocasiones en las que el sudor me empapa.
El instante en el que el gemido es la mejor definición.



viernes, 23 de diciembre de 2011

Déjame acercarme.
Estoy casi a un paso, pero hay algo que me limita.
Algo que tira de mi.
Todavía sigue aquí, en mi mente, en mi sangre.

Mis pies me fallan, las uñas no se agarran a tu piel.
Pierdo el equilibrio y sé que voy a caer y no estarás para sujetarme.
Algo me está aferrando.
Todavía puedo notarlo, entrando por mi nariz, instalando en mi pupila.

Ya no puedo más, una vez lo intenté y fallé.
Mis brazos no aguantan el peso, mis caderas ya no me sostienen.
Algo me está paralizando.
Todavía puede conmigo, me hace sollozar.

No puedo luchar.

domingo, 18 de diciembre de 2011


Que placer la desnudez de tu cuerpo junto al mío

sábado, 17 de diciembre de 2011

Aquí estoy, sin nada más que con mi cuerpo.
Un trozo de algo, de nada, de todo intentando ser mucho más.
Dos ojos, una boca, una nariz, dos pechos, piernas, brazos y vientre.
Con él te siento, con él noto todo lo que me estás creando. A veces duele y otras veces flota.

Pelo, dientes, uñas, poros, moratones, rasguños, bocados. Todo cabe en este saco de inquietudes.
Puede parecer que no pertenezca a este cuerpo, que no lo sienta mío y sea una cárcel para mí. Incluso en las noches en las que lo abro de par en par para que entres, para que encuentres reposo en él; lo veo desde arriba, esperando a que me llame y tire de mí.



viernes, 16 de diciembre de 2011

Lo he leido.
Ha sido como un disparo.
Lo he saboreado y sabía amargo.
Sabía que pasaría, sabía que ocurría y otra vez me he dejado llevar.

jueves, 15 de diciembre de 2011

En mi cabeza hay algo que está llamando.
Se acumula junto al lado de la creación.
Duele.
No me deja pensar.
No me deja sentir.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

lunes, 12 de diciembre de 2011

A veces, en ciertas noches que no estás, intento dibujar tu cuerpo sobre la sábana.
Hago que mi brazo izquierdo me toque como si fuera tu brazo derecho.
Me pongo boca abajo y miro por encima de mi hombro por si acaso estás detrás de mí, acariciando mi espalda.
Comienzo a tocarme, como si fueras tú el que me toca, y gimo, como si estuvieras allí para escucharlo.

A veces, en ciertas noches que no estás, intento dibujar tu cuerpo sobre la sábana.
Me relamo los labios por si saben a los tuyos e imagino que me besas dulce y salvajemente.
Mis pezones señalan al punto en el que tu cabeza debería estar y observarlos.
Mi aliento se para a ratos persiguiendo el ritmo de tu aliento, que aunque está ausente, se ha quedado en mi memoria.

A veces, en ciertas noches que no estás, intento dibujar tu cuerpo sobre la sábana.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Hubo una historia
con finales anteponiéndose a las causas.
Una chica de gran sonrisa y lagrimal delicado.
Temerosa de sus propios movimientos, de sus propias sombras, de sus pequeños pasos.

Hubo una historia
con principios anteponiéndose a las consecuencias.
Un chico de pequeña sonrisa y lagrimal vacío.
Temeroso de sus pies paralizados, de las luces alumbrando sus grandes pasos.

Hubo una historia, reflejada en sus pupilas, que alguien contó en voz baja.







viernes, 9 de diciembre de 2011

Y aquel  día nueve de un otoñal noviembre, cuando el reloj marcaba las 23:44 horas
sonó esta canción y lo demás se queda en la intimidad.


domingo, 4 de diciembre de 2011



Que bonito que los descubrimientos de un domingo de diciembre
tenga forma de poema
Ella, amarillo témpera en su melana no dejó de observarle.
Él, negro crepuscular en su cabelo le permitió mirar.

Ojos prendados de sonrisa. Bocas llenas de imágenes.
Manos colgadas de hombros esperando ser tocados.

Ellos eran unos enamorados, ellos lo tenían todo y si no lo tenían, lo tendrían.

Ya no eran sentimientos tristes, simplemente sentimientos.
Quizás un día los hubiera pero lo esperaban con calma.

Ella, verde lima en su pupila le besaba.
Él, negro oliva en su iris le permitía ser besado.


Quizás no sean nada, pero lo son todo juntos y sino, lo serán.